La mano se enfrió (el porqué y algo más)

Sí, sí pues, es verdad: La mano se enfrío.Y no me vengan a decir que a nadie le ha pasado porque sé que es un fenómeno generalizado por el que todo blogger debe pasar.
Luego de los exámenes finales decidí darme un merecido descanso y después de una semana de sueños prolongados hasta el mediodía, se sucedieron distintos eventos que coparon mi tiempo y mi cabeza.
La navidad me tuvo medio atolondrada porque fui de compras (ya saben, esas que toman el día entero) varios días y luego viene la decoración del arbolito y las visitas y bla bla bla. Conclusión: fue una buena navidad bien "jingle bells". Luego vino el año nuevo, que me tuvo también muy ocupada y aún más atolondrada pero el acontecimiento que rompió la normal continuidad de las fiestas que anulamente celebro desde que tengo memoria, fue el nacimiento de una pequeñita que se llama María Paz que nació el tres de enero de este año y que viene a ser mi sobrina. Sus dos kilos ochocientos han sido quizás el mejor comienzo de este año., no sólo porque nos tuvo asustados desde hace tiempo sino también porque representa un nuevo bebé en la familia desde hace veinte años (la última fui yo y era muy gorda así que no se me podía cargar mucho)
María Paz es entonces una razón suficiente para estar atolondrada, dejar de escribir por unos días para observar su rostro sin parpadear y verla dormir con la misma curiosidad que un jovencito a la vedette del año.

Sí, María Paz. Eres la vedette de la familia y quizás cuando hayas aprendido a leer te enseñaré este post bien mediocre pero con harto feeling sólo para que entiendas lo mucho que te quiere tu tía y de lo importante que eres con tus pocos días de nacida y tus casi tres kilos para toda esta familia que ya necesita babero.
María Paz Amado, que ya se muestra como toda una rebelde, es mucho más que una bebé; es esperanza, suerte, un sueño, un milagro, alguien que perdona a través de ella, es futuro borrando el pasado, es comienzo, es Dios, es vida.
¿Leíste eso María Paz? Eres vida y que nunca se te vaya a olvidar